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MANHATTAN: Que hacer en 48 horas !



Estuve fuera de Puerto Rico por motivos de trabajo y siempre que voy a Nueva York trato de escaparme unos días antes para disfrutar de la ciudad de los rascacielos !. Lo maravilloso de esta ciudad es que siempre hay algo nuevo por hacer, por conocer, por disfrutar... es de esos pocos destinos que uno puede repertir sin aburrirse.

Seleccioné un hotel en el área de Times Square, la verdad que es un área muy divertida con muchas opciones de entretenimiento, hacer compras y de restaurantes. Tradicionalmente uno visita los puntos de interés como puede ser el Empire State Building, la Estatua de la Libertad, el Rockefeller Center, Chinatown, Little Italy y los museos. Esta vez decidí hacer y visitar lugares que nunca había estado ya que iba sola y no tenía que servir de guía turística.

El primer día, al llegar a Manhattan del aeropuerto, aún no estaba lista la habitación por lo que aproveché el tiempo para ir a EATALY, este lugar es sin duda alguna, el paraíso para los amantes de la comida y productos italianos. Unos 50mil pies cuadrados son el hogar de una vasta colección de quesos, jamones, pescados, mariscos, pastas, postres, ni hablar de las opciones de vinos, espumosos y licores de todas partes de Italia. Hay varias áreas que puedes degustar estos productos y en el piso 14 hay una terraza al aire libre para disfrutar de un menú más completo en un ambiente acogedor e informal.

Al salir de EATALY disfruté viendo el famoso edificio conocido como el "flat iron, luego caminando por el Madison Square Park, viendo las familias como aprovechan esos espacios abiertos y como lo mantienen limpio, ahí mismo está el Shake Shack original, famoso por sus perros calientes, sus batidas, hamburguesas y la gente puede hacer filas de 1 1/2 horas. Si sólo quieres disfrutar de un vinito o su cerveza exclusiva, para eso no hay fila, puedes degustarlo sentado en un banquito disfrutando de entretenimiento improvisado en el parque.

El domingo no podía dejar de disfrutar un suculento brunch en Sarabeth's, este restaurante es reconocido por su mermelada de melocotón, para los amantes de café, el capuchino es espectacular. El menú es muy extenso, pero siempre ordeno los huevos benedictinos, riquísimos y lo acompañé con una refrescante mimosa de 5 flores que es una mezcla de champagne, jugo de 4 flores y licor de St. Germaine. Aproveché que estaba frente al Parque Central para dar una caminata haciendo una nueva ruta, este gran pulmón en el medio de la ciudad, también ofrece muchas veredas para disfrutar del clima, sobre todo en el verano y tomar fotos muy bonitas.

Para continuar mi aventura dominguera, me dIrigí al Chelsea Market, pequeño centro comercial que agrupa restaurantes, tiendas variadas que no se reptiten, me encantó, Eleni's y Fat Witch, la primera con un variedad de galletas decoradas de cualquier motivo y muffins de muchos sabores hermosamente decorados y la segunda, su especialidad son los brownies de diferentes sabores. Otros lugares que me llamaron la atención fueron, el puesto de especies, esos olores activan todos tus sentidos, la tienda de productos de Marrakesh y The Lobster Place. Este último, aunque hay una varierdad extensa de pescados y mariscos, la especialidad es que el cliente escoja su langosta, de hasta 3 libras, y se la cocinan en el momento.

Al finalizar en el Chelsea Market puedes visitar el High Line, en el "Meatpacking District", es un parque lineal de una milla construído en una sección de 1.45-milla del antiguo ferrocarril Central de Nueva York. En el 1999 se crea una organización sin fines de lucro por residentes del área que buscaba la preservación del lugar, rescatando las antiguas vías del ferrocarril y lo convierten en un paseo tablado. En algunos lugares puedes disfrutar de las vistas del puerto y aunque hay algunos lugares de comida, realmente es limitado.

No puedes irte de área sin visitar un BierGarten, uno de ellos llamado el Brass Monkey y aunque la cerveza no es lo mío, tiene una variedad extensa... yo me mantuve con mi prosecco. Este bar tiene 3 pisos, en el tope una terraza al aire libre, muy acogedora y con buen ambiente.

De la agenda sólo me quedaba un lugar por visitar, el restaurante mexicano El Sombrero, que me lo habían recomendado pero no había podido ir en viajes anteriores. Aunque el local no le va a impresionar, la selección de tequilas, sabores a combinar y los tamaños para las margaritas son impresionante, el guacamole de los mejores que me he comido, los productos frescos y el servicio muy atento.

Ya las 48 horas a punto de finalizar, no podía dejar de hacer algo de compras... por más cargada que esté la agenda, siempre aparece un huequito para hacer el daño y espacio en la maleta.

El viajar da calidad de vida, recarga las baterias, pero sobretodo crea experiencias memorables. ¡ Recuerda que el mundo se creó para ser viajado, explorado y disfrutarlo !



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